¿Tu jefe te sofoca? Aprende a domarlo como si fuese un animal

Las razones detrás del estrés agobiante de tu jefe, que no deja de ahogarte con llamadas acerca de detalles completamente irrelevantes y que solamente entorpecen el progreso de los planes del trabajo son simples:completa y absoluta falta de confianza e incapacidad de delegar.

Uno supondría que cuando se llega a cierto nivel administrativo en una empresa, ya se han aprendido las reglas básicas del trabajo organizacional (las responsabilidades se deben delegar para mayor efectividad, asumir la toma de decisiones pero no cada paso para llevarlas a cabo, darle a cada persona su espacio para desarrollarse, etcétera), pero desafortunadamente no es así.

Entrena a tu Jefe

Muchas veces, la neurótica manera de dirigir de una persona es lo que lo lleva a ascensos acelerados antes de adaptarse a las labores de administración que le serían benéficas, y otras veces se llega a los puestos sin realmente haberse enfrentado a esos retos.

Algo que probablemente enfurecería a tu jefe, es la terrible verdad de su naturaleza: tu jefe es un oso bailarín.

Sí. Un oso bailarín de los años 40s, y como tal, tiene que ser entrenado para que pueda dejar a un lado sus vicios administrativos y en lugar de engullirse a más de un despistado, llegue a mostrar su graciosa danza y, de paso, ganar unas monedas para su entrenador.

El proceso no es sencillo, entrenar a un oso es riesgoso, un oso es, después de todo, más poderoso que nosotros y por lo tanto:

Debemos tomar las cosas con calma, guiarlo para que no se dé cuenta de que lo estamos domando, recompensarlo de forma que crea que todo es un logro obtenido por sí mismo.

Toma la Iniciativa

Elabora listas de las cosas que deseas que cambien acerca de tu jefe, y, abordándolo como cualquier otro plan de trabajo, divide estos objetivos en puntos más básicos.

Si deseas que tu Jefe no te hable por teléfono los fines de semana, primero es necesario que deje de preocuparse durante los fines de semana de cuestiones sin importancia.

Dar pruebas de que todo marcha a la perfección sin su intervención plantarán las semillas de la calma en tu jefe, y gradualmente, comenzará a mostrar mayor calma.

Cada vez que haya un avance positivo en la actitud de tu jefe, entonces habrá que premiar su talento, y eso puede ser desde un comentario amable hasta darle crédito por algo que pasó por sí mismo.

Lo importante es ser sutil, tomar las cosas con calma, y manejar las cosas para el beneficio de la empresa, más que por razones egoístas.

El mejor ambiente de trabajo puede representar una gran diferencia en nuestro desempeño, y eso es lo que debemos buscar.